domingo, 19 de agosto de 2007

Reseña Cítica Fahrenheit 451, de Ray Bradbury

451 Fahrenheit arde el papel ¿También las ideas?”

Esta obra es una novela de ciencia ficción con la que el autor intenta situarnos en una época donde el orden establecido suprime todo tipo de emociones, inquietudes y curiosidad, buenas o malas.
Ray Bradbury promovió su propia educación ya que el nivel económico de su familia no le permitía asistir a la Universidad, comenzó escribiendo cuentos que se publicaban en revistas y se auto definió como ”un narrador de cuentos con propósitos morales” considerando Fahrenheit 451 su única obra de ciencia ficción; a las demás las catalogó de fantasías.
Esta obra escrita en el año 1953 presenta como escenario un futuro improbable para sus contemporáneos. Hoy sabemos que muchas de las cosas que describe Bradbury no son tan inciertas, ni tan inalcanzables.
En el desarrollo de la novela podemos comprobar lo absurdo que resulta la censura, ya que el hombre siempre está buscando crecer, ser más y por sobre todo conocer más.
Esta afirmación surge de la conducta de Guy Montag, que protagoniza la novela encarnando a un bombero cuya misión es cumplir con el mandato del gobierno que consiste en quemar los libros. Esta tarea de la que se enorgullecía, lo enfrenta a la situación de encontrarse con una mujer que prefiere perder la vida antes que entregar sus libros. Así se despierta su curiosidad acerca del contenido de esos libros tan despreciados por el gobierno y tan defendidos por algunos de sus dueños.
Mi conclusión, luego de haber leído esta atrapante historia, es que controlar las emociones, tratando de evitar problemas y preocupaciones, no asegura la felicidad, ya que solo estaríamos enmascarando la realidad. Yo creo que la verdadera felicidad no resulta de esquivar los problemas, sino de tener libertad para elegir el camino que cada uno considera mejor para su vida sabiendo que además de “lo que debemos hacer” cuenta “lo que queremos hacer” aprendiendo a utilizar apropiadamente las herramientas que tenemos a nuestra disposición para recorrer ese camino con nuestro paso y nuestra decisión.
Narela Luciano.

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