El primero que publico tiene el copete; al segundo , tienen que agregárselo UDS.
Bañxs de Damxs y Caballerxs
La igualdad
entre el hombre y la mujer no debe significar nuevas violencias
Tiempo atrás,
la prensa nacional reprodujo el caso de los baños “sin distinción de género” de
la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA: espacios
unisex donde conviven sin separaciones mingitorios expuestos y cubículos con
inodoros. La cosa nos motivó a reflexionar sobre la versión argentina de
ciertos fenómenos globales, en este caso, el de los baños mixtos; y sobre cómo
detrás de una aparente evolución puede haber en realidad diversas formas de
violencia que nos devuelven otra vez al principio (o bastante cerca del
principio).
Cada vez en más
lugares del mundo se ve que los baños no tienen indicación de género. Esto
surgió sobre todo para evitar la discriminación que esa taxonomía podía
significar para personas que no se definen a sí mismas según la clasificación
tradicional de “hombres” y “mujeres”.
Entonces, o a
un mismo cuarto de baño cerrado podemos acceder a nuestro turno, tanto hombres
como mujeres; o igual con una hilera de cubículos, también cerrados, que
comparten por lo general la zona común del lavabo y los espejos. Hasta aquí,
ningún problema y avanzamos en inclusión y respeto a las diferencia.
La propuesta de
la FADU es más radical, porque como se ve en las fotos que ilustran estas
reflexiones, se trata de baños con urinarios expuestos, que pueden usar todas
las personas al mismo tiempo.
¿Significa esto
una auténtica inclusión y la superación de prejuicios atávicos sin fundamento?
Creemos que no.
El punto en
este debate no es ya el género o el sexo de quienes entran al baño, sino su
privacidad.
¿Por qué perder
intimidad significaría ganar en inclusión?, porque si analizamos finamente, esa
sería en definitiva la propuesta, aunque sus autores no se la hayan planteado
de ese modo. Y los autores son nada más
y nada menos que los responsables de la Unidad de Género de una facultad
dedicada a la construcción y a la funcionalidad humana de lo que se construye.
Acaso, ¿no deberían habérselo planteado?
La intimidad es
un derecho de las personas, como seres humanos, antes de cualquier
consideración de género.
Si extremamos
el argumento para que se vea más claro, ¿qué diferencia hay entre un baño para
todos juntos al mismo tiempo y la ausencia de baños? Total, a falta de
intimidad da lo mismo cualquier lado y frente a cualquiera…
Por lo demás,
pensar que el amontonamiento borra de un plumazo las diferencias, es un modo
precario de encarar el asunto, y en ningún caso significa resolverlo. Las
diferencias existen, y el desafío es vivirlas naturalmente, sin construir sobre
su excusa divisiones artificiales que promuevan sometimientos.
¿No es
esencialmente violento empujar a los hombres a orinar a la vista de las
mujeres, o a las mujeres a ver a los hombres orinar?
Clarín, que
hizo su propio relevamiento sobre la utilización del nuevo espacio para sus
crónicas sobre el tema, detectó que “mientras 30 varones fueron al baño
exclusivo para ellos, 7 fueron al que no distingue géneros. En el mismo lapso,
48 mujeres fueron a su baño exclusivo y diez usaron el recientemente
implementado”. Sorprende que casi no hay diferencias entre hombres y mujeres
sobre el punto: solamente el 19% de ellos y el 17% de ellas optaron por la
novedad. No pensamos que sea nada más que por “falta de costumbre”.
Queda todavía
una cosa más, circunstancial pero importante: en una sociedad aún enferma de
violencia de género como la nuestra, ¿podemos pensar que las mujeres estén más
seguras en baños como los de la FADU? El precio de la inclusión sería ya no
solo la exposición, también la vulnerabilidad.
La cuestión de
los baños y los géneros viene, decíamos al comienzo, dando que hablar en todo
el mundo. En Ámsterdam, por ejemplo, una joven fue multada por usar un baño
público para hombres.
Hay un detalle:
en esa ciudad holandesa hay 35 baños públicos para hombres y solamente 4 para
mujeres. ¿No es otra forma de violencia?
Holanda es
marca de vanguardia y a veces la vanguardia no es lineal, ni pura evolución,
como decíamos al principio sobre la Argentina y la FADU: a juzgar por las fotos
que compartimos de los urinarios públicos de Ámsterdam, ¿no sería mejor más
cubículos unisex?
Nos parece que
propondrían una solución menos violenta: porque no forzaría a las mujeres en
relación con los hombres en cuanto al número de baños disponibles; porque
atendería mejor su mayor necesidad fisiológica de utilizarlos, porque evitaría
injusticias como las de este caso: una multa por el atajo a un servicio que no
se presta; y porque, por supuesto, permitiría que cada quien atienda sus
necesidades en privacidad sin la doble violencia que se impone al que debe ser
visto y al que debe ver.
El cubículo es
una obra de ingeniería para ser escondido, ¡justamente cuando nadie lo está
usando!
*”La intimidad
compartida. Crece la tendencia de los baños unisex en bares, empresas y
universidades”, por Julieta Roffo, para Clarín del 2 de septiembre de 2017.
*Fotos de Lucia
Merle (FADU) y http://tengasepresente.blogspot.com.ar y
https://www.nopuedocreer.com (Ámsterdam)
*”Urinarios
para todos en las calles de Ámsterdam”, por Isabel Ferrer, para El País del 27
de septiembre de 2017
La agenda de
género en el mundo: el capítulo británico
19 febrero 2018
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