domingo, 29 de julio de 2018
Videos
Silvia Rivero Cusicanqui (Socióloga)
https://www.youtube.com/watch?v=1q6HfhZUGhc
Prestar atención a los siguientes términos y definirlos:
Pachacuti , Obejto Etnico no identificado, descolonizar la mirada, blanqueamiento como violencia, birlocha-birchola. complejo de aguayo, cheje. epítome del mundo vegetal.
¿Cual es el interés que puede despertar esta socióloga?
Rita Segato (Doctora en antropología)
Canal Encuentro
La fiesta de la Pacha
Canal encuentro
Canal Pakapaka
La Pachamama
miércoles, 11 de julio de 2018
Para después de las vacaciones...
3º A
Comprobación de lectura de Fahrenheit 451, Ray Bradbury.
Fecha: 31/07/2018
4º A
Evaluación de Antropología:
Temas : todos los artículos leídos sobre género. Están subidos al blog.
Agregar Lenguaje inclusivo ( Canción "Juntes hay que jugar")
La desgracia de ser mujer en la era victoriana y el contrato de trabajo de una maestra de 1923 ( recuerden que dijimos que era una traducción)
Fecha: 01/08/2018
4º B
Evaluación de Antropología
Temas: Artículos de opinión sobre género.
Lenguaje inclusivo. Lo visto en clase. Canción y video. (Relación con Baños de damxs y caballerxs. )
La desgracia de ser mujer en la era victoriana y el contrato de trabajo de una maestra de 1923 ( recuerden que dijimos que era una traducción)
Fecha: 31/07/2018
Para todos:
Me gustaría organizar un concurso fotográfico sobre dos temáticas:
1- Gente que trabaja .Fotografiar gente real durante su trabajo ( en casa, en la calle, en la oficina, el banco, etc)
2- Instarrelato que los defina ( A c/u de UDS): una foto más un epígrafe explicativo o contextualizador.
Link: Sos vos en la red
Pueden aprovechar para aguzar la mirada durante las salidas y paseos de las vacaciones de invierno.
La fecha de presentación sería octubre, para la semana de la Lengua y la comunicación.
NO hace falta que las impriman , sirve que las envíen por mail. Pueden usar filtros y hacer los cambios que quieran ( color, blanco y negro, sepia, mixto, etc).
Comprobación de lectura de Fahrenheit 451, Ray Bradbury.
Fecha: 31/07/2018
4º A
Evaluación de Antropología:
Temas : todos los artículos leídos sobre género. Están subidos al blog.
Agregar Lenguaje inclusivo ( Canción "Juntes hay que jugar")
La desgracia de ser mujer en la era victoriana y el contrato de trabajo de una maestra de 1923 ( recuerden que dijimos que era una traducción)
Fecha: 01/08/2018
4º B
Evaluación de Antropología
Temas: Artículos de opinión sobre género.
Lenguaje inclusivo. Lo visto en clase. Canción y video. (Relación con Baños de damxs y caballerxs. )
La desgracia de ser mujer en la era victoriana y el contrato de trabajo de una maestra de 1923 ( recuerden que dijimos que era una traducción)
Fecha: 31/07/2018
Para todos:
Me gustaría organizar un concurso fotográfico sobre dos temáticas:
1- Gente que trabaja .Fotografiar gente real durante su trabajo ( en casa, en la calle, en la oficina, el banco, etc)
2- Instarrelato que los defina ( A c/u de UDS): una foto más un epígrafe explicativo o contextualizador.
Link: Sos vos en la red
Pueden aprovechar para aguzar la mirada durante las salidas y paseos de las vacaciones de invierno.
La fecha de presentación sería octubre, para la semana de la Lengua y la comunicación.
NO hace falta que las impriman , sirve que las envíen por mail. Pueden usar filtros y hacer los cambios que quieran ( color, blanco y negro, sepia, mixto, etc).
martes, 10 de julio de 2018
Lo que es moda no incomoda
Lo que es moda ¿no incomoda?
24 noviembre
2017
Esta vez
compartimos un artículo de revista sobre el bienestar (wellness , en inglés),
la nueva movida “cool” patrocinada (y protagonizada) por la actriz
norteamericana Gwyneth Paltrow (sí, la de Iron Man, Shakespeare Enamorado y
Emma, entre otras). En ella se explica bien el corazón de esta tendencia que
hace furor en los Estados Unidos: el aparente culto al bienestar y el
empoderamiento de las mujeres.
Elegimos esta
nota porque refleja con claridad un tema
que seguimos desde el principio en esta sección de Educación y Género: la contradicción entre
las “novedades”, que muchas veces parecen introducir (o prometer) cambios
profundos, y los estereotipos ya antiguos y conservadores en los que abrevan; contradicción que a su
vez retroalimenta el statu quo que aparentan superar. (Véase como otro ejemplo
nuestra nota de Las Medidas de Miss Perú).
En este caso,
que proponemos usar como ejemplo de tantos otros, es indiscutible que tenemos
un cambio en las formas; pero ¿tenemos el mismo cambio en el nivel del
paradigma o lo es con los valores y las
ideas subyacentes?
La respuesta es no.
El estereotipo
dominante es el de siempre: las mujeres deben esforzarse para entrar en el
prototipo de belleza socialmente validado, que está básicamente definido en
función de la delgadez y de la eterna juventud.
La novedad del
wellness se limita a pasarlo menos mal en la búsqueda de lo mismo.
Ya habíamos
visto algo de esto en nuestro análisis sobre la publicidad de
electrodomésticos: en general, la mujer sigue en su rol, pero ahora lo cumple
sonriente, sin derecho a quejarse o a estar cansada.
Apostamos a que
docentes y alumnos entrenemos la mirada, para estar atentos a este tipo de
contradicciones. Por eso proponemos una serie de interrogantes que podrían
orientar la lectura del artículo:
En primer
lugar, ¿ha cambiado realmente en la sociedad la idea sobre la belleza
femenina?, porque si no es así, es probable que la industria de la belleza,
devenida ahora en “industria del bienestar”, nos esté dando lo que le seguimos
demandando: lo que sea necesario para adelgazar y estar “bellas-para-otros”.
Otra cosa, si
efectivamente estuviese despuntando un cambio profundo, explicitado por ejemplo
en el repudio a las dietas mencionado en el artículo, la respuesta del
wellness, lejos de potenciar ese cambio, ¿no lo obtura y debilita? ¿No seria el
wellness en ese caso algo completamente conservador y hasta reaccionario?.
En ese mismo
escenario de un cambio real en ciernes, ¿no será que las empresas se disfrazan
de otra cosa para no ser repudiadas, no perder legitimidad y seguir vendiendo?
Ya nos hicimos esta pregunta en nuestro artículo sobre Miss Perú.
En fin, la
propuesta de hacer disfrutando lo que antes se hacía sufriendo no es bastante.
No se trata de cómo, que puede ser más o menos llevadero, se trata de qué ,
para qué y para quién.
Gwyneth
Paltrow, gurú de la nueva vida sana
“Era una escena
perfecta de cómo son los Hamptons( balneario de lujo en el estado de Nueva
York) de los jóvenes cancheros en las
revistas. Invitada por una amiga bohemia que vive en una isla y su grupo de
íntimas con largas túnicas de vírgenes vestales y pelo al viento, llegamos en
un pequeño barco al restaurante de moda sobre las rocas en Montauk. Allí nos
sentaron a comer langosta recién pescada en una mesita de madera desvencijada
con servilletas de papel. Todo tremendamente chic, con mozos en camiseta
agujereada y gorra de béisbol, pero franceses y ultraprofesionales. A un lado
teníamos hispters foodies que Instagrameaban cada bocado. Al otro se encontraba
Gwyneth Paltrow y su entorno actuando de gente normal ligeramente aburrida.
El sol se ponía
en el horizonte y el único sonido era el clic de los paparazzi en la distancia.
Era como ser parte de un mundo a la vez decontracté y tremendamente cool. Y
entonces se acabó. Rompiendo con la regla cardinal de todo newyorkino de
siempre ignorar a las celebridades, una de las vírgenes vestales se dio vuelta,
abordó a Gwynny y se le instaló a charlar con entusiasmo.
El resto no
pudo ocultar su espanto. Pero nuestra compañera de mesa lo justificó diciendo
que no le había preguntado a Paltrow sobre su carrera como actriz ni nada
personal. Solamente se había explayado -largamente- sobre cómo, con el método
de una profesora de gimnasia/gurú del wellness de la cual Paltrow es la cara
oficial y principal inversionista, a ella le había cambiado la vida
Resulta que
gracias al método de dicha profesora, nuestra amiga había perdido todo el peso
de su último embarazo y entrado en una bikini (de algodón orgánico) justo a
tiempo para el verano. Pero con Gwyneth no había intercambiado ni una palabra
sobre “dietas” ni “ejercicio” ni “entrar en la bikini” (sin abandonar la cara
de espanto, todas habíamos escuchamos atentamente la conversación). El
intercambio fue, en cambio, sobre espiritualidad, encontrarse a uno mismo,
sanarse, limpiar el interior, la unión con la naturaleza, que lo esencial es
invisible a los ojos y demás.
Es,
exactamente, lo que está pasando en todos los lugares de los Estados Unidos que
son punta de lanza de las tendencias. Porque, de pronto, decir que se está o
estuvo a dieta, que se quiere ser flaco, y que se está haciendo ejercicio para
lograrlo se volvió políticamente incorrecto a ultranza. Antifeminista. Del
Paleolítico (aunque no en el sentido del régimen alimenticio de moda). Puede
ser que, para muchas mujeres, entrar en la bikini siga siendo el objetivo
ulterior, pero reconocerlo no es sólo demodé, sino que refleja superficialidad
y falta de aceptación de cómo es uno, pecados capitales para los millennials
que se extendieron a todas las generaciones. La prueba más contundente
probablemente sean las revistas, en las cuales ya casi nunca se habla de la
dieta X para bajar X kilos, sino que todo está parafraseado de tal manera que
se vincula con la búsqueda de un bienestar superior y no se mencionan los
rollitos. Lo mismo ocurre con los productos más populares para bajar de peso,
que se venden aclarando que son para algo mucho más espiritual que amigarse con
la balanza. Y algo similar llega a buena parte del rubro de cosmética y belleza
también.
La gran gurú de
toda esta movida es, sin dudas, Gwyneth Paltrow. Su sitio web dedicado al
wellness, Goop, es leído mensualmente por casi dos millones de personas de una
edad promedio de 34 años y un ingreso familiar por encima de 100.000 dólares,
el grupo soñado para la publicidad.
Ahora se
redobla la apuesta. Goop anunció que unía fuerzas con Condé Nast, que publica
Vogue, Vanity Fair y The New Yorker entre otras revistas poderosas, para sacar
una publicación muy glamorosa en papel que saldrá cuatro veces a partir de este
mes y que se está anunciando con bombos y platillos (zen, por supuesto). Ya se
adelantó la tapa, que lleva a Paltrow desnuda en el barro, y parte del
contenido, como un tratamiento con veneno de abejas para el cual se usa el
avispón del animal mismo como aguja de acupuntura.
Por supuesto
que la controversia está desatada. Pero hay muchos que están especialmente
esperando a ver qué dice la revista sobre nuevas formas de bajar de peso
(aunque usando un lenguaje más sutil) para probar cómo, una vez más, se busca
lo mismo que siempre, sólo que escondido detrás de una genérica búsqueda de
bienestar.
“Pérdida de
peso es un concepto que, de alguna manera, terminó fuera de lo aceptable. La
gente no quiere tener nada que ver con él. Sólo que sí lo desea. Quiere estar
más flaca. Quiere estar menos gorda. ¡No es que haya nada malo en ser gordo!
Sólo quieren que se llame el estar a dieta de alguna otra forma”, escribió
Julianne Escobedo Shepherd, especialista en mujeres y cultura popular de la
Universidad de Nueva York.
“Lo que pasa es
que estamos viviendo una diet fatigue (fatiga de dietas), y entonces se busca
que las americanas pierdan peso a través de la neurosis”, explicó en diálogo
con La Nación revista Alex Kuzcinski, autora de Beauty Junkies, libro que
explora los extremos a los que se llega en la búsqueda de la belleza.
Por supuesto
que hay un gran debate de fondo sobre las dietas y la salud, cuándo son
necesarias e incluso vitales (o no), con médicos e investigadores tomando
posiciones con sustento científico detrás. Pero puramente a nivel de las formas
-aunque es un nivel de las formas que mueve millones-, los medios están
señalando que la gran tendencia del wellness se convirtió demasiadas veces en
una búsqueda por conformar al ideal convencional de belleza femenina sólo que
disfrazado de empoderización de la mujer, y del cuidarse a una misma.
“Los americanos
tienen que convertir a la comida y el ejercicio en un fetiche con un esquema de
cierto interés para manejarlo. Si sos alérgica al gluten e intolerante a la
lactosa y decidís volverte vegana como está de moda, de hecho lo que estás
haciendo es simplemente eliminar varios grupos de alimentos y ¡bingo! Perdiste
peso como cuando hacés una dieta y simplemente estás ingiriendo muy poca comida
-ejemplifica Kuczinski-. Pero es un poco masoquista”.
Kuczinski
cuenta que, como parte de una investigación, fue a ver al doctor de moda que la
gurú de Paltrow recomienda como complemento a su ejercicio. “Te pincha más de
80 veces, toma muestras de orina, sangre, ADN, excrementos, etcétera, y te dice
qué deberías o no comer. En mi caso, me sacó una lista de alimentos que eran
básicamente mi ingesta diaria (granos, queso, almendras, tomates, huevos,
pollo, gluten, ensaladas verdes, arándanos). Como tenía algún tipo de
sensibilidad a esos alimentos, me dio unos polvos medicinales para reemplazarlos.
Perdí más de 5 kilos en un mes. Fue terrible. Pero su ejército de mujeres
neoyorquinas ultradelgadas lo adoran. Viven en base a sus polvos y las
inyecciones semanales de vitaminas”, señala.
Manicuría y meditación
Los grandes
santuarios, justamente, de este grupo demográfico no podían entonces quedarse
atrás. La prueba más evidente es Saks Fith Avenue, la tradicional tienda
departamental que es sinónimo de lujo en la Gran Manzana. Al piso donde antes
estaba Burberry y una línea de Armani ahora se armó The Wellery, una especie de
bazar dedicado a todo lo último en la búsqueda de bienestar, que básicamente
significa una mezcla de productos de última generación para el fitness
combinados con remedios New Age.
The Wellery
ofrece quioscos que venden jugo de palta y tratamientos futurísticos para
esculpir el cuerpo. Hay cabinas de vidrio de cuerpo entero donde se inhalan
sales terapéuticas entre luces psicodélicas, clases de gimnasia alternativa y
tratamientos veganos de manicuría que prometen “ayudar con la memoria, la
capacidad de enfoque, aumentar la autoestima y el bienestar general”. Y hay una
meditación guiada mientras te cambian el esmalte.
Según el
presidente de Saks, , “al wellness lo estamos llamando el nuevo lujo. Solía ser
sinónimo de pieles y cueros. Ahora la gente sólo quiere sentirse mejor”. Y es
todo maravilloso y positivo, pero, de vuelta, aunque no se usa en esas
palabras, lo que allí se ofrece no es para combatir arrugas, sino para. estar
más delgada.
El turismo es
otra de las industrias que sumó a la tendencia. La gran moda del momento es lo
que Kucinski llama starvecations, o vacaciones de hambre. Se trata de dejar la
Gran Manzana por lugares bucólicos cuyos nombres suelen hacer referencia a
algún tipo de retiro espirital oriental. “Trepás montañas todo el día y después
te dan una almendra, me explica una rubia del Upper East Side que, con sus
amigas del circuito de los grandes bailes de caridad, es habitué. Pero te
encontrás con todo el mundo, sobre todo después de las fiestas, cuando se come
de más, y es al nivel de lujo de una vacación en un destino norteamericano
privilegiado.” El mismo concepto aspiracional se repite, también, en otros
presupuestos.
Claro que no
hay nada de particularmente nuevo en la idea de base. Pero “me voy a una
clínica cara a bajar de peso” hoy suena tanto peor que decir “me voy al ashram
a desintoxicarme física y espiritualmente”. Y los tradicionalmente llamados fat
farms de los estadounidenses (o “granja de gordos” como se solían denominar a
los centros para dieta con alojamiento en el medio del campo lejos de las
tentaciones), fueron en muchos casos rebautizados fit farms. Una granja para
ponerse en forma, que sugiere que uno se acepta como es, pero que busca ser una
versión más poderosa de sí misma.
La tendencia
llegó a tal extremo que The New York Times la llevó en la tapa de su revista
dominical y fue una de las notas que marcaron el fin de este verano boreal.
Relataba ejemplos como el de Weight Watchers, el decano de los métodos para
bajar de peso, que se dio cuenta en 2015 de que tenía un problema de imagen y
de a poco fue cambiando su mensaje. Eventualmente logró un branding basado en
el girl power tan popular en los últimos años. Contrató a Oprah Winfrey, el
emblema de ese tipo de actitud, como su vocera, y le dio un giro mucho más
positivo a su típico lenguaje, que ahora parece destinado a avergonzar por el
cuerpo.
Muchos, claro,
empiezan a no estar convencidos, entre otras cosas porque en todo lo que tiene
que ver con el cuerpo, suelen ser las mujeres las exponencialmente más
afectadas. “Es la misma basura en un envase más bonito”, sentenció Escobedo
Shepherd en su análisis para Jezebel, la revista online de temas femeninos.
Peor aún, señaló que ahora volvió a ser aceptable criticar el cuerpo de las otras
mujeres, con la excusa de que las otras no se están “queriendo a sí mismas”. Es
todo una cuestión de léxico que ambos sexos ya se volvieron hábiles para
manipular. Es bien sabido que cuando un hombre pone “busco una chica que sepa
cuidarse a sí misma” en un sitio web para citas, detrás de ese lenguaje de
empoderación femenina hay que leer, simplemente, “gorditas abstenerse”.
“Si con un
nombre nuevo, la búsqueda para estar más delgada te hace más sana no se puede
decir otra cosa que bienvenida sea”, es la opinión generalizada de los
no-fanáticos respecto de la tendencia. El tema es que no parecería haber
resultados contundentes que muestren que necesariamente así sea. Y no es que
los cambios en el vocabulario resuelvan los temas de fondo, vinculados con quiénes
de verdad deberían hacer dietas y cuán efectivas pueden llegar a ser, sobre
todo en el largo plazo.
Además, las
tendencias suelen ser pendulares y los neoyorquinos se cansan de todo muy
rápido, con lo cual muchos apuestan a una anti-diet fatigue, o fatiga del
movimiento antidieta. Según The New York Times ya está pasando con las
palabras. El matutino sostiene que la gente gorda pasó de ser llamada gorda a
con sobrepeso (“un eufemismo bien educado que -accidentalmente o no- implica
que hay un peso estándar.)” “De esto se los pasó a llamar pleasently plump
(agradablemente regordeta a con curvas” (“lo cual incorpora sexualidad y
optimismo al tamaño cuando debería ser sexual y emocionalmente neutral”) a
nuevamente gorda (“porque sólo es el juicio negativo de terceros el que carga
con negatividad la palabra, y quizá ser gordo no es tan malo como nos han hecho
creer”).
[…]Este otoño,
sin embargo, con la polémica llegada de la nueva revista de Paltrow todos
apuestan a que se recalentará el debate. Pero, en Nueva York, las mujeres
ultraobsesionadas con el cuerpo ya señalan que el medio será leído y comentado
por largos meses […]
*Texto y fotos
corresponden a “Gwyneth Paltrow, gurú de la nueva vida sana”, por Juana
Libedinsky para La Nación Revista, del domingo 15 de octubre de 2017
Fuente bibliográfica de todos los textos: Fundacion luminis
Fuente bibliográfica de todos los textos: Fundacion luminis
La agenda de género en el mundo
| Estereotipos, La agenda de género en el mundo, Política
El artículo que
esta vez les compartimos, es una crónica de cómo se está desarrollando en Gran
Bretaña el debate sobre el sexismo.
Nos pareció
ilustrativo traer a colación ejemplos prácticos del protagonismo que temas de
la agenda de género está cobrando en el mundo y de cómo cada sociedad da esa
discusión y encuentra soluciones. Por eso seguramente volveremos con relatos
como el que sigue en próximas entregas.
En este caso,
el eje de la discusión lo traza el cuestionamiento social a eventos y
comportamientos que hasta ahora permanecían “ocultos” o “naturalizados”, por ejemplo,
el acoso sexual de políticos encumbrados a sus subalternas, o las diferencias
en el salario de las mujeres en comparación con el de los hombres que realizan
una tarea similar.
Un párrafo
aparte merece “la Cena de los Presidentes”, un evento “tradicional” del
establishment político y empresarial londinense, que se celebra (o celebraba)
anualmente con el elegante fin de recaudar fondos para obras solidarias, pero
al precio de exponer a la mujer al abuso de los hombres invitados, que se
divertían con ellas. A costa de ellas.
Elegimos
destacar dos cosas sobre esto: primero, respecto al hecho de que solamente se
invitaba a hombres, se nos ocurrió pensar: ¿sería porque se decidía de antemano
que las mujeres no podían llegar a la posición de “presidente” en la política y
las empresas? Por suerte, la realidad ha demostrado lo contrario.
En segundo
lugar, dejamos abierta para su tratamiento en las aulas y salas de profesores
la cuestión de la participación de las mujeres, que de algún modo fortalecen su
propio sometimiento al aceptar cumplir su rol de objetos en reuniones como
estas. Por supuesto, entendemos que no siempre se ha tratado de elecciones
libres, al ser ellas empujadas por la necesidad o el desconocimiento, pero es
un aspecto que está bien tratar desde que Nietzche nos advirtiera sobre “la
moral de esclavo”, que hace posible la esclavitud.
Como sea,
pensamos que un punto gravitante de este “capítulo británico del debate sobre
el género” es que se desarrolla en una sociedad con un apego particular a las
costumbres, cristalizadas en general como verdaderas “instituciones”, muchas
veces, la armadura de los prejuicios sexistas que en esta sección nos
concentramos en desmontar.
Por supuesto,
lo destacable de todo esto es que, como se verá, las cosas no quedaron en el
debate y las palabras, sino que empiezan a tener consecuencias prácticas, no
solamente dadas por las renuncias de los hombres denunciados y las mujeres
disconformes, sino sobre todo, por la sanción de ciertas leyes orientadas al
corazón de algunos de estos problemas, como la normativa que obligará a las
empresas a hacer públicas la diferencias salariales entre hombres y mujeres, o
la propuesta de revisar los mecanismo de selección y contratación del personal
de ciertos funcionarios públicos.
A continuación,
el artículo completo.
Los
escándalos avivan el debate sobre el sexismo en Gran Bretaña
“El primer
disparo fue directo al corazón de Westminster: a finales del año pasado, un
aluvión de acusaciones de acoso sexual por parte de diputados a sus subalternas
provocó la renuncia de dos ministros y la promesa de una revisión a fondo de
los procedimientos de contratación de los asistentes de los legisladores.
El segundo
proyectil alcanzó a la BBC: el 8 de enero, la prestigiosa delegada en China de
la corporación pública dimitió tras comprobar que cobraba sustancialmente menos
que dos compañeros varones en cargos equiparables, y denunció “una cultura
salarial secreta e ilegal” que discrimina sistemáticamente a las mujeres. Y el
tiro de gracia impactó de lleno la semana pasada, en las tripas del centro
financiero londinense.
Una periodista
del Financial Times se hizo pasar por una de las promotoras en la Cena de los
Presidentes, un banquete anual que recauda fondos para buenas causas entre el
establishment empresarial, financiero y político británico, que un maestro de
ceremonias definió acertadamente como “el evento más políticamente incorrecto
del año”.
Los 360
invitados eran solo hombres y, para servirlos, se reclutó a 130 promotoras
“altas, delgadas y bellas”, a las que se les exigió llevar ropa interior negra
a juego con las minifaldas que se les proporcionaban. A las mujeres se les hizo
firmar acuerdos de confidencialidad, se les prohibió llevar celular y se les
ofreció reiteradamente alcohol.
El movimiento
global contra el acoso y el sexismo, desatado tras el escándalo del productor
cinematográfico Harvey Weinstein, sacudió los pilares de la vida pública
británica. Que un diputado envíe a su asistenta a comprarle juguetes eróticos,
o que, como ocurrió la semana pasada, altos ejecutivos de la City se diviertan
manoseando a las promotoras habla de una persistente aceptación institucional
del acoso y el sexismo.
El escándalo de
la cena en que ejecutivos de la City se divertían al tocar a las jóvenes promotoras
se suma a las denuncias de acoso en el Parlamento y al debate sobre la
discriminación salarial.
Las promotoras,
según la periodista infiltrada en la cena benéfica, eran acosadas y toqueteadas
constantemente por algunos asistentes. Uno de ellos decidió mostrar su XXX a
una chica, y otro invitó a una a terminarse la copa de champagne, arrancarse la
bombacha y bailar encima de la mesa. Los premios de la subasta benéfica
incluían un vale por una operación de cirugía estética para “añadir un poco de
picante a su esposa”, un té con el gobernador del Banco de Inglaterra y una
comida con el ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson.
De momento, el
escándalo provocó el cierre de la organización benéfica, que montaba el evento
desde hace 33 años; la dimisión de un funcionario del Ministerio de Educación
que ostentaba la copresidencia de la organización, y un clamor para que el
ministro de Infancia y Familia, Nadhim Zahawi, que acudió a la cena, haga lo
propio. Dos hospitales infantiles devolvieron el dinero que recibieron de la
subasta, y el gobierno anunció una revisión de las cláusulas de
confidencialidad.
Hechos como el
de la Cena de los Presidentes, denuncian los críticos, ponen de manifiesto la
persistencia de una decadente cultura de club de caballeros que no ayuda a la
paridad en los círculos del poder, por mucho que una mujer ostente el más alto
cargo político del país, como es la primera ministra Theresa May.
“Pensaba que
este tipo de actitud de cosificación de la mujer era algo del pasado”, dijo May
tras el escándalo. “Lamentablemente, lo que muestra ese evento es que sigue
habiendo mucho por hacer. Yo continuaré trabajando, como hice durante todo mi
tiempo en la política, para que realmente podamos decir que las mujeres son
respetadas, aceptadas y tratadas como iguales”, añadió.
Gracias al
trabajo de la diputada laborista Harriet Harman, para abril próximo todas las
empresas británicas con más de 250 empleados deberán hacer públicas sus
diferencias salariales entre hombres y mujeres. Algunas lo hicieron ya -655 de
un total de cerca de 9000- y el resultado no es excesivamente alentador. En la
empresa financiera Virgin Money, por ejemplo, las mujeres cobran de media un
32,5% menos que los hombres; en la empresa de aviación EasyJet, un 51,7% menos.
Los dos principales partidos, por su parte, aún no hicieron públicas sus
cifras.
En 2018 se
cumplen 100 años desde que las mujeres tienen derecho a voto y a presentarse a
elecciones al Parlamento británico. En 2016 se cosechó una victoria que supo a
derrota: el total de mujeres elegidas a lo largo de la historia para la Cámara
de los Comunes llegó a 455. El mismo número de diputados varones que se
sentaban en la Cámara solo en esa legislatura.”
*De La Nación del 27 de enero de 2018
Antropología: La desgracia de ser mujer en la era victoriana
Les dejo el link del artículo.
Link
Contrato de laboral de las maestras de 1923,
Link
Contrato de laboral de las maestras de 1923,
Este es un acuerdo entre la señorita…………………………………………………….maestra, y el Consejo de Educación de la Escuela………………………………..por la cual la señorita ……………………………….acuerda impartir clases durante un período de ocho meses a partir del……………………… de septiembre de 1923. El Consejo de Educación acuerda pagar a la señorita……………………………………………… la cantidad de (*75) mensuales.
La señorita…………………………………………………………..acuerda:
1.- No casarse. Este contrato queda automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se casa.
2.- No andar en compañía de hombres.
3.- Estar en su casa entre las 8:00 de la tarde y las 6:00 de la mañana a menos que sea para atender función escolar.
4.- No pasearse por heladerías del centro de la ciudad.
5.- No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso del presidente del Consejo de Delegados.
6.- No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando.
7.- No beber cerveza, vino ni whisky. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encuentra a la maestra bebiendo cerveza, vino y whisky.
8.- No viajar en coche o automóvil con ningún hombre excepto su hermano o su padre.
9.- No vestir ropas de colores brillantes.
10.- No teñirse el pelo.
11.- Usar al menos 2 enaguas.
12.- No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos.
13.- Mantener limpia el aula:
a) Barrer el suelo al menos una vez al día.
b)Fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua caliente.
c)Limpiar la pizarra al menos una vez al día.
d)Encender el fuego a las 7:00, de modo que la habitación esté caliente a las 8:00 cuando lleguen los niños.
14.- No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios.
.
viernes, 6 de julio de 2018
Antropología. Taller de arte precolombino
Estuvimos trabajando con los alumnos de 4º A, el arte de los pueblos originarios y aprendieron la técnica del arte textil- que como decía en otra entrada- que es y fue tan importante en América. Trabajaron además con intervención de objetos de reciclado y la estampa de motivos de la cultura de La Aguada y Belén, del norte argentino. Estos son algunos de los trabajos:
Les dejo dos links muy interesantes para que se informen sobre este arte milenario. Existe un museo , el CAAT (Centro Argentino de Arte Textil , Link: CCAT) que se puede visitar personal y virtualmente. Les recomiendo la exposición de minitelares en los que ademas de hilo, lana y otros textiles se incluye el papel.
Y les dejo el link de una exposición que comienza mañana 05/07/2018 sobre el poncho en el Senado.
Muestra sobre el poncho
Espero que hayan aprendido ( y se hayan divertido) y que me traigan las muestras- salvo que las quieran de recuerdo- para ver qué podemos confeccionar con ellas.
Telar grupal |
Les dejo dos links muy interesantes para que se informen sobre este arte milenario. Existe un museo , el CAAT (Centro Argentino de Arte Textil , Link: CCAT) que se puede visitar personal y virtualmente. Les recomiendo la exposición de minitelares en los que ademas de hilo, lana y otros textiles se incluye el papel.
Y les dejo el link de una exposición que comienza mañana 05/07/2018 sobre el poncho en el Senado.
Muestra sobre el poncho
Espero que hayan aprendido ( y se hayan divertido) y que me traigan las muestras- salvo que las quieran de recuerdo- para ver qué podemos confeccionar con ellas.
Antropología 4º . Textos de opinión.
“La brecha de género en materia laboral”*
8 mayo 2018
Agregar copete o síntesis del artículo.
Uno de los
objetivos esenciales del movimiento por la igualdad entre hombres y mujeres -lo
que podemos denominar feminismo– es acabar con la brecha de género en el
mercado laboral. O, siendo aún más precisos, con la brecha de género laboral,
que afecta a las mujeres. Esta brecha se refiere en primer lugar al salario,
pero incluye también otros aspectos importantes, como el mayor desempleo, la
mayor temporalidad, el mayor trabajo a tiempo parcial (involuntario) o la mayor
sobrecualificación (en relación con el puesto de trabajo) que soportan las
trabajadoras.
Desde que en
1792 Mary Wollstonecraft abogara en su obra “Los Derechos de la Mujer” por los
derechos fundamentales de las mujeres y particularmente por el derecho a la
educación, el mundo ha cambiado mucho. Por ejemplo, en España, las mujeres
menores de 50 años tienen ya un nivel educativo superior al de los hombres de
su generación. Según el estudio de 2016 de Fedea (Fundación de Estudios de
Economía Aplicada) sobre la brecha de género en el mercado laboral español, el
67% de las mujeres de entre 20 y 50 años han completado la educación secundaria
frente al 58% de los hombres. Por lo que se refiere a los estudios
universitarios la “brecha educativa” a favor de ellas es del 43% frente al 36%.
Y lo más significativo es que la brecha se ensancha en las generaciones más
jóvenes: hasta 13 puntos en educación universitaria y 12 en secundaria. La
repetición de cursos o su secuela, el abandono escolar temprano es, sobre todo,
cosa de hombres.
Lo interesante
es que este tipo de estudios también muestra que la brecha laboral de género, y
muy en particular la brecha salarial de género, no existe prácticamente antes
de la maternidad. Y decimos maternidad porque tener hijos no supone coste
profesional alguno para los padres. Es un problema de las madres que además se
prolonga a lo largo de toda su vida profesional. De ahí que las políticas
tendientes a la equiparación de los permisos de paternidad y maternidad, siendo
desde luego muy deseables, tengan un impacto relativamente pequeño para
resolver esta situación en comparación con otras medidas como la extensión de
la educación infantil para menores de 3 años o el cheque bebé. La Organización
Internacional del Trabajo (OIT) considera en un informe de 2016 que si no se actúa
sobre esta situación ahora, la brecha salarial de género puede tardar más de 70
años en cerrarse. Es demasiado tiempo.
Lógicamente,
esta brecha de género está muy relacionada con el papel de las mujeres en el
entorno familiar. Las mujeres, en nuestra sociedad, son las cuidadoras por
antonomasia. En España, las mujeres todavía viven en un tipo de familia más
tradicional que en otros países de la UE: las parejas con hijos siguen siendo
el tipo de familia más numeroso (el 30,38% de los hogares) seguidas de cerca
por las parejas sin hijos (el 29,89% ). La diferencia entre el tiempo que ellas
y ellos dedican a las tareas domésticas, en particular en familias con hijos,
es muy relevante: más de 2 horas al día. Es difícil que no tenga un impacto
directo sobre el mercado laboral. Dicho de otra forma, los empleadores esperan
que sean las mujeres las que se dediquen a estas tareas y actúan en
consecuencia, bien adoptando la figura del empresario paternalista que no
quiere sobrecargar a las madres con tareas y responsabilidades o bien la del
empresario hostil que prefiere no tener madres trabajadoras. Lo interesante es
que, en ambos casos, las consecuencias son igualmente desfavorables: las madres
tienen menos posibilidades de ser contratadas y de alcanzar promociones
profesionales o salariales. El carril para madres no lleva muy lejos
profesionalmente. La evidencia está ahí: según el estudio de FEDEA casi el 70%
de las horas dedicadas al trabajo doméstico no remunerado en España lo realizan
ellas.
Ocurre también
que las mujeres nos hemos incorporado masivamente al mercado laboral en
relativamente poco tiempo. Si en 1985 trabajaba fuera del hogar el 35% de las
mujeres en edad de hacerlo ahora es el 68%, por encima de la media europea. En
muchas profesiones ya son mayoría. Por ejemplo, el 62% de los candidatos que se
acaban de examinar del MIR son mujeres [El examen MIR es una prueba de
evaluación para acceder a la formación de especialistas médicos en España].
¿Pero es un
problema social o privado? ¿No es mejor dejar a individuos y parejas que se
organicen y alcancen los equilibrios que tengan por oportuno? A mi juicio la
contestación es clara: No es un problema privado que tienen que solucionar las
mujeres con sus parejas. Es un problema social de primera magnitud. Las mujeres
jóvenes han recibido igual o mejor educación que sus compañeros y tienen las
mismas aspiraciones profesionales. Quizás la novedad es que ya son plenamente
conscientes de que no hay ninguna razón para conformarse con esta situación. No
es justo que el coste profesional y personal de tener hijos lo soporten sólo
las mujeres, al menos mientras la sociedad considere que tener hijos es
deseable para el futuro de un país.
Pero hay más;
estamos ante un problema social no solo por el problema demográfico que supone
que muchas mujeres renuncien a la maternidad por su elevado coste sino también
porque se trata de una cuestión de justicia y de igualdad de oportunidades.
Y[también constituye][…] un problema económico: no nos podemos permitir en
sociedades tan competitivas como las nuestras desperdiciar el talento de la
mitad de la población. No sólo eso: hay más ventajas de la incorporación de las
mujeres a los procesos de toma de decisiones o a los denominados “grupos
dominantes”. Como explica la historiadora Mary Beard en su ensayo “Mujeres y
Poder” lo que nos estamos perdiendo es una forma distinta de entender el poder
más adecuada a la modernidad: un poder entendido menos como liderazgo y como
posesión que lleva aparejado un reconocimiento social y más como atributo, como
colaboración y como herramienta para cambiar el mundo.
Lo que está
claro en todo caso, es que hay que ensayar cuanto antes nuevas políticas. El
diagnóstico ya está hecho pero, como sucede con cualquier problema complejo no
hay soluciones sencillas. No es fácil encontrar la fórmula mágica que permita a
las mujeres tenerlo todo, es decir, tener lo mismo que los hombres con hijos.
Son imprescindibles muchas medidas, incluidas las citadas, permisos de
paternidad y maternidad equiparables y largos, educación infantil, flexibilidad
de horarios, ayudas por hijos, transparencia en las retribuciones… Y a largo
plazo la educación es esencial. Pero a corto plazo hay que hacer más: algunas o
todas estas medidas ya existen en muchos países y no parece que la situación
laboral de las mujeres haya mejorado sustancialmente. Es más, las políticas
orientadas a las mujeres con hijos -por ejemplo reducciones de jornada o
contratos a tiempo parcial- pueden empeorar su situación profesional. Puede ser
más razonable poner en marcha medidas que supongan equiparar el coste que tiene
para el empleador contratar a padres y madres.
Por último,
debemos hablar del famoso techo de cristal que afecta a las mujeres
trabajadoras y que como bien resume la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie en su
ensayo “Todos Deberíamos ser Feministas” consiste en que cuanto más arriba,
menos mujeres, incluso en sectores donde son mayoría. Pensemos -sólo en el
sector público- en el número de juezas en relación con el número de magistradas
del Tribunal Supremo, el de médicas en relación con el de gerentes de
hospitales o el de profesoras en relación con catedráticos o rectores.
Así las cosas,
quizás va siendo hora de arriesgar un poco. En mi opinión, una de las medidas
más razonables es tratar de introducir cambios en los sesgos inconscientes de
los denominados grupos dominantes. La psicología lleva tiempo explicando que
nuestras conductas son sistemática y predeciblemente mucho más irracionales de
lo que pensamos, siendo los sesgos cognitivos una prueba del pensamiento
automático y rápido que sustituye al más lento y racional. Son esos sesgos los
que explican -en un famoso experimento realizado entre estudiantes de una
prestigiosa universidad americana- que la misma persona sea evaluada de forma
mucho más negativa si se le pone un nombre femenino que si lleva un nombre
masculino. O que algunas orquestas solo empezaran a contratar mujeres cuando
los examinadores desconocían si el músico al que escuchaban detrás de una
cortina era hombre o mujer. La razón de esta discriminación se fundamenta en
que los seres humanos valoramos sistemáticamente mejor a los miembros de un
grupo dominante que a los que no lo son. Y, hoy por hoy, el grupo dominante es
de hombres.
Efectivamente,
mientras que a los miembros del grupo dominante se les evalúa por su potencial
a los que no forman parte del grupo se les evalúa por sus logros. Mientras que
a los primeros se les atribuyen fácilmente todo tipo de éxitos, propios y
ajenos, a los segundos se les regatean, atribuyéndose a cualquier factor
externo antes que a sus capacidades. Dicho de otra forma, el buen hacer de las
mujeres es sistemáticamente subestimado mientras que el de los hombres es
sistemáticamente sobrevalorado. Y lo más interesante es que los miembros de uno
y otro grupo también reaccionan así. Por eso no es casualidad que ellas suelan
ser más autoexigentes: saben que tienen que demostrar su valía.
¿Cómo cambiar
estos sesgos? La fórmula más sencilla es cambiar la composición del grupo
dominante. Una forma rápida es con la imposición transitoria y transparente de
cuotas de género en los órganos de gobierno de empresas e instituciones. El
ejemplo de Italia, Noruega, Francia o Alemania marca el camino. Se trata de
incorporar talento femenino que de otra forma no va a alcanzar estas posiciones
de poder. Y de paso, aportar no sólo mayor diversidad sino también mayor
profesionalidad, formación y juventud a muchos consejos. No parece que como
sociedad haya nada que perder y sí mucho que ganar. En el peor de los casos,
tendremos mujeres corrientes en lugar de hombres corrientes. En el mejor,
tendremos mujeres valiosas en lugar de hombres corrientes. Y lo más importante:
tendremos una sociedad más justa y mejor. Por eso todos, hombres y mujeres,
deberíamos ser feministas.
*Artículo “Feminismo en el Siglo XXI”, de Elisa de la
Nuez. Diario El Mundo (España), del 7 de marzo de 2018.
Elisa de la
Nuez es coeditora de ¿Hay derecho? y miembro del consejo editorial de EL MUNDO.
Algunas
preguntas para trabajar con los alumnos en trabajos prácticos referidos a la
brecha de género laboral…
¿Qué problemas
incluye la llamada “brecha de género en el mercado laboral”?
¿Esos mismos
problemas que el artículo describe para España, lo son también para la
Argentina? Para esta pregunta, sugerimos reflexionar con los alumnos sobre la
realidad laboral concreta de sus referentes familiares o afines.
¿En qué
consiste propiamente el problema de la “sobrecalificación” de las mujeres y por
qué significa una discriminación hacia ellas? La idea aquí es destacar la
inequidad de que con mayor formación, ellas alcanzan puestos menores.
¿Por qué la
maternidad es “un problema” para la carrera laboral y profesional de las
mujeres?
¿Por qué las
políticas de igualación para hombres y mujeres de los permisos o licencias por
nacimiento no son una medida del todo eficaz?
¿Qué políticas
laborales serían más eficaces entonces para neutralizar las consecuencias de la
maternidad en relación con el trabajo? En este punto, nos parece interesante
reflexionar sobre qué del fenómeno de la maternidad es divisible entre hombres
y mujeres. Seguramente esto nos permitirá discernir medidas que tiendan a
compartir las obligaciones inherentes a la crianza de los hijos, de otras que
tiendan a quitar el efecto perjudicial de ciertos aspectos de la maternidad que
recaen necesariamente sobre la mujer, como el hecho biológico del embarazo y
también del parto o la lactancia materna. Esto requiere de creatividad,
imaginación del empleador y leyes modernas para pensar soluciones. Un buen
ejercicio práctico para los profesores es inducir a los alumnos (ellas y ellos)
a imaginar soluciones posibles para equiparar los costos laborales de la
maternidad y paternidad, para que no haya discriminación a favor de los hombres
y en contra de las mujeres.
Volviendo a la
igualación de las licencias por maternidad y paternidad, ¿creen que en la
Argentina hay verdadera conciencia de su razón de ser? Es decir, ¿para qué
piensan los hombres que la ley les concedería una licencia mayor?, ¿entienden
que lo es para compartir con la madre la responsabilidad del cuidado del recién
nacido -apréciese que nos estamos hablando del mero “dar una mano” o “ayudar”-
?¿Por qué la verdadera solución de fondo es una modificación sustancial en la
concepción social sobre la estereotipada asignación de tareas en la familia?,
¿se nota algún nuevo acuerdo sobre este punto de compartir las obligaciones
domésticas y la crianza en las parejas más jóvenes, por ejemplo?, ¿Hay o no
diferencias entre las distintas clases sociales con respecto a este tema?¿Qué
fenómeno describe la autora cuando refiere al “sesgo en favor de los grupos
dominantes” y por qué ese fenómeno es perjudicial hacia las mujeres?
La propuesta de
considerar los currículums sin indicación de sexo, ¿es una medida eficaz para sortear
ese sesgo inconsciente que se ha comprobado que existe en favor de los grupos
dominantes?
miércoles, 4 de julio de 2018
Antropología. Anticoncepción
Anticoncepción, ¿cosa de mujeres?
Agregar copete:
22 mayo 2018
“El papel de
los varones en la anticoncepción es prácticamente nulo”, afirma Mabel Bianco,
presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), y
agrega: “Es una responsabilidad que en la Argentina pareciera estar reservada a
las mujeres”. Bianco no se refiere en esta caso a la tradicional reticencia del
varón argentino a recurrir al preservativo, sino a los métodos anticonceptivos
denominados permanentes y, más precisamente, a su uso en el contexto de parejas
que por distintas razones deciden dar por cerrada la búsqueda de un hijo.
[Un tema preocupante en esta problemática y
que el autor del artículo (seguramente por ser hombre) soslaya rápidamente es
que de todos los métodos anticonceptivos disponibles en la actualidad y que no
sean invasivos como la vasectomía y la ligadura de trompas, el preservativo es
el más seguro, el más barato y justamente el más despreciado por los hombres al
momento de elegir un sistema de anticoncepción. Además de que su uso es visible
y por lo tanto consensuado entre ambos, y del cual no puede haber olvidos
femeninos, como el caso de recordar todos los días de tomar una pastilla
anticonceptiva que además trabaja y
regula o “desregula” el sistema hormonal femenino con todas las consecuencias
conocidas o aún no investigadas sobre la salud de la mujer. Todo esto remite a
un tema fundamental: la responsabilidad por el acto a realizar y la consecuente
prevención es una tarea de a dos, en la que el hombre tiene la responsabilidad
asumida de cuidarse él y de cuidar a su pareja. El cuidado del otro no es un
atributo solamente femenino.]
Pero todos los
métodos anticonceptivos más utilizados y recomendados , ya sea la operación de
ligadura, el DIU o las píldoras anticonceptivas son aquellos en que las mujeres
deben poner su cuerpo., y todos ellos traen consecuencias para el cuerpo de la
mujer porque no son inocuos, son netamente invasivos y ponen en riesgo algunos
aspectos de la salud de las usuarias. Pero aún así siguen siendo los más
usados.
Este cuadro que
acá pintamos revela la despreocupación,
la ignorancia o la profunda concepción cultural y machista que maneja la
sociedad argentina en general, sin distinción ni de clases, ni de nivel
socioeconómico, ni educativo. Las consecuencias de utilizar métodos no seguros
quedan así en manos de uno solo de los miembros de la pareja, que por ende resultará en su momento la
“responsable” de no haber actuado correctamente. Y a quien nuestra sociedad
hace llevar toda la carga de un embarazo no deseado.
Queda bien en
claro, entonces la responsabilidad que tenemos los educadores dentro de la
formación de las generaciones que nos sucederán en temas que necesitan de la
defensa de los derechos tanto de las mujeres como la de los hombres. Asumir
responsabilidades es la contrapartida de tener los derechos].
[Compartimos con el autor la necesidad de
destacar que el tema del artículo no implica soslayar la importancia del
preservativo como principal dispositivo no solamente anticonceptivo, sino
además preventivo del contagio de las enfermedades de transmisión sexual.
Sugerimos por otro lado, tener en cuenta nuestra publicación anterior “La
brecha de género en materia laboral“, en la parte en que refiere a la
planificación familiar y los acuerdos de pareja como solución de fondo a la
discriminación de la mujer en el mundo del trabajo.]
Las cifras al
respecto son elocuentes: en 2016 se realizaron en establecimientos públicos
solo 97 vasectomías contra 12.976 ligaduras de trompas de Falopio (o ligaduras
tubarias), según refieren las estadísticas del Programa Nacional de Salud
Sexual y Procreación Responsable de la Argentina. Los números locales
contrastan con los de otros países como España, por ejemplo, donde la
proporción de las intervenciones quirúrgicas de anticoncepción que se realizan
en el varón es cada vez mayor. Actualmente, según la Sociedad Española de
Anticoncepción, las vasectomías representan el 54% de esas intervenciones en
España (contra un 46% de ligaduras tubarias). Solo en los Estados Unidos, más
de 500.000 varones recurren a este método anticonceptivo permanente cada año.
“En la
Argentina, uno de los motivos por el cual encontramos una ínfima proporción de
vasectomías es cultural”, comentó Santiago Brugo Olmedo, especialista en
medicina reproductiva y director médico de Seremas. “Tradicionalmente, la carga
de la anticoncepción está puesta en la mujer, dejando en evidencia una mirada
profundamente machista del tema. Esta diferencia de género se da también en la
elección del método contraceptivo, escogiendo la manera más compleja en lugar
de la más sencilla, por un motivo sexista”, agregó el especialista que advirtió
que entre la vasectomía y la ligadura de trompas existen notorias diferencias
en cuanto a la complejidad de los procedimientos.
Similitudes y
diferencias
La vasectomía y
la ligadura de trompas comparten no solo el hecho de ser métodos
anticonceptivos con una tasa de efectividad superior al 99%, sino que en la
Argentina ambos procedimientos deben ser realizados en forma gratuita a toda
persona mayor de 18 años que lo solicite, según lo establece la ley nacional N°
26.130 de contracepción quirúrgica, sancionada en 2006.
La diferencia,
en todo caso, radica en el grado de complejidad de los procedimientos.
“Mientras que la ligadura se realiza dentro del abdomen de la mujer, para lo
cual el cirujano debe hacer una laparoscopía, la vasectomía es una intervención
prácticamente superficial, que no requiere más una pequeña incisión en el
escroto y que se puede hacer con anestesia local”, explicó Brugo Olmedo.
[Aquí aparece claramente el hecho de que a
igualdad de resultados, se sigue perjudicando a la mujer, que es a quien se
expone a una intervención todavía más invasiva que la del hombre. ¿Será que así
como la procreación y la crianza son vistas como una responsabilidad eminentemente
femenina, también lo es la decisión de no tener hijos? Creemos que es un punto
sumamente interesante para trabajar con los alumnos]
El problema,
señaló Bianco, “es que a la falta de percepción del derecho reproductivo del
varón en la Argentina, que pone en la mujer el cuidado de la reproducción, se
suma al desconocimiento de lo que es una vasectomía por parte de los varones y
a los mitos que hay en torno a este procedimiento”. La lista de estos mitos
incluye desde una supuesta modificación del aspecto genital hasta la pérdida de
potencia sexual como resultados de la vasectomía, todas creencias populares sin
fundamento científico.
“Al realizar
una vasectomía, el volumen del semen no sufre ningún cambio y tampoco hay
problemas sexuales, porque la intervención no afecta ni la erección ni el deseo
sexual”, explicó Brugo Olmedo, que recordó que la vasectomía “tampoco disminuye
el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual”, por lo que sigue
siendo necesario para ello el uso de preservativo.
Otro aspecto
que comparten las vasectomías con las ligaduras de trompas es que se trata de
procedimientos en los que es muy difícil su reversión quirúrgica, pero en los
que tanto varones como mujeres pueden -si lo desean, lo que es habitual cuando
forman nuevas parejas- recuperar la capacidad de concebir con sus propios
espermatozoides y óvulos (respectivamente) mediante tratamientos de
fertilización asistida.
El
desconocimiento al respecto es hoy la barrera, concluyó Bianco: “Es lógico que
sea muy pequeño el número de hombres que eligen realizarse una vasectomía en la
Argentina, si nadie habla de ello, ni el Gobierno ni las distintas
organizaciones que trabajan en el tema”.
[A este respecto, ¿hay suficientes mujeres
en el sistema de salud para atender con mirada femenina el acompañamiento de
mujeres y parejas en un aspecto tan importante de la salud personal y de
pareja?]
*Artículo
“Anticoncepción, ¿cosa de mujeres?”, de Sebastián A. Ríos. Diario La Nación
(Argentina), del sábado 12 de mayo de 2018. Las cursivas entre corchetes son
nuestras.
Antropología. Artículos de opinión sobre estereotipos et al
Les dejo copia de los dos artículos que leímos hasta ahora. Vayan releyéndolos porque cuando volvamos de las vacaciones van a tener una evaluación escrita sobre ellos.
El primero que publico tiene el copete; al segundo , tienen que agregárselo UDS.
Recuerden que pueden entrar a ver las fotos en el link que aparece en el artículo
El primero que publico tiene el copete; al segundo , tienen que agregárselo UDS.
Bañxs de Damxs y Caballerxs
La igualdad
entre el hombre y la mujer no debe significar nuevas violencias
Tiempo atrás,
la prensa nacional reprodujo el caso de los baños “sin distinción de género” de
la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA: espacios
unisex donde conviven sin separaciones mingitorios expuestos y cubículos con
inodoros. La cosa nos motivó a reflexionar sobre la versión argentina de
ciertos fenómenos globales, en este caso, el de los baños mixtos; y sobre cómo
detrás de una aparente evolución puede haber en realidad diversas formas de
violencia que nos devuelven otra vez al principio (o bastante cerca del
principio).
Cada vez en más
lugares del mundo se ve que los baños no tienen indicación de género. Esto
surgió sobre todo para evitar la discriminación que esa taxonomía podía
significar para personas que no se definen a sí mismas según la clasificación
tradicional de “hombres” y “mujeres”.
Entonces, o a
un mismo cuarto de baño cerrado podemos acceder a nuestro turno, tanto hombres
como mujeres; o igual con una hilera de cubículos, también cerrados, que
comparten por lo general la zona común del lavabo y los espejos. Hasta aquí,
ningún problema y avanzamos en inclusión y respeto a las diferencia.
La propuesta de
la FADU es más radical, porque como se ve en las fotos que ilustran estas
reflexiones, se trata de baños con urinarios expuestos, que pueden usar todas
las personas al mismo tiempo.
¿Significa esto
una auténtica inclusión y la superación de prejuicios atávicos sin fundamento?
Creemos que no.
El punto en
este debate no es ya el género o el sexo de quienes entran al baño, sino su
privacidad.
¿Por qué perder
intimidad significaría ganar en inclusión?, porque si analizamos finamente, esa
sería en definitiva la propuesta, aunque sus autores no se la hayan planteado
de ese modo. Y los autores son nada más
y nada menos que los responsables de la Unidad de Género de una facultad
dedicada a la construcción y a la funcionalidad humana de lo que se construye.
Acaso, ¿no deberían habérselo planteado?
La intimidad es
un derecho de las personas, como seres humanos, antes de cualquier
consideración de género.
Si extremamos
el argumento para que se vea más claro, ¿qué diferencia hay entre un baño para
todos juntos al mismo tiempo y la ausencia de baños? Total, a falta de
intimidad da lo mismo cualquier lado y frente a cualquiera…
Por lo demás,
pensar que el amontonamiento borra de un plumazo las diferencias, es un modo
precario de encarar el asunto, y en ningún caso significa resolverlo. Las
diferencias existen, y el desafío es vivirlas naturalmente, sin construir sobre
su excusa divisiones artificiales que promuevan sometimientos.
¿No es
esencialmente violento empujar a los hombres a orinar a la vista de las
mujeres, o a las mujeres a ver a los hombres orinar?
Clarín, que
hizo su propio relevamiento sobre la utilización del nuevo espacio para sus
crónicas sobre el tema, detectó que “mientras 30 varones fueron al baño
exclusivo para ellos, 7 fueron al que no distingue géneros. En el mismo lapso,
48 mujeres fueron a su baño exclusivo y diez usaron el recientemente
implementado”. Sorprende que casi no hay diferencias entre hombres y mujeres
sobre el punto: solamente el 19% de ellos y el 17% de ellas optaron por la
novedad. No pensamos que sea nada más que por “falta de costumbre”.
Queda todavía
una cosa más, circunstancial pero importante: en una sociedad aún enferma de
violencia de género como la nuestra, ¿podemos pensar que las mujeres estén más
seguras en baños como los de la FADU? El precio de la inclusión sería ya no
solo la exposición, también la vulnerabilidad.
La cuestión de
los baños y los géneros viene, decíamos al comienzo, dando que hablar en todo
el mundo. En Ámsterdam, por ejemplo, una joven fue multada por usar un baño
público para hombres.
Hay un detalle:
en esa ciudad holandesa hay 35 baños públicos para hombres y solamente 4 para
mujeres. ¿No es otra forma de violencia?
Holanda es
marca de vanguardia y a veces la vanguardia no es lineal, ni pura evolución,
como decíamos al principio sobre la Argentina y la FADU: a juzgar por las fotos
que compartimos de los urinarios públicos de Ámsterdam, ¿no sería mejor más
cubículos unisex?
Nos parece que
propondrían una solución menos violenta: porque no forzaría a las mujeres en
relación con los hombres en cuanto al número de baños disponibles; porque
atendería mejor su mayor necesidad fisiológica de utilizarlos, porque evitaría
injusticias como las de este caso: una multa por el atajo a un servicio que no
se presta; y porque, por supuesto, permitiría que cada quien atienda sus
necesidades en privacidad sin la doble violencia que se impone al que debe ser
visto y al que debe ver.
El cubículo es
una obra de ingeniería para ser escondido, ¡justamente cuando nadie lo está
usando!
*”La intimidad
compartida. Crece la tendencia de los baños unisex en bares, empresas y
universidades”, por Julieta Roffo, para Clarín del 2 de septiembre de 2017.
*Fotos de Lucia
Merle (FADU) y http://tengasepresente.blogspot.com.ar y
https://www.nopuedocreer.com (Ámsterdam)
*”Urinarios
para todos en las calles de Ámsterdam”, por Isabel Ferrer, para El País del 27
de septiembre de 2017
La agenda de
género en el mundo: el capítulo británico
19 febrero 2018
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